Entrevista a Elena Jimenez (Òmnium Cultural)

Para conseguir la independencia nos parece que hay dos líneas de trabajo indispensables: por un lado, que toda la ciudadanía nos activemos para ganar en todos los frentes donde nos jugamos la libertad, y por otro, que hagamos presión, que ejerzamos nuestros derechos, en esos frentes y de manera colectiva.

¿Cuáles son los objetivos y líneas de trabajo de Òmnium en el momento? ¿En qué aspectos creéis que es importante poner énfasis?

En octubre de 2017 Cataluña logró una acumulación de poder brutal, fruto de un ciclo de unos 10 años de organización, movilización y empoderamiento. Fue un éxito colectivo y transversal que no se puede minimizar, ni se puede pasar página, pero debemos reconocer que tenemos un problema, necesitamos activarnos de nuevo.

La independencia se construye día a día, y por eso la prioridad es abrir un nuevo ciclo político de país que permita abordar la resolución democrática del conflicto político. Somos activistas y la propuesta de Òmnium es implicar nuevas formas y nuevas voces, sobre todo de sociedad civil y ciudadanía organizada, especialmente juvenil.

Se trata de luchar en cada uno de los frentes estratégicos (la lengua catalana, la cohesión social, la cultura transformadora y los derechos civiles y políticos) y hacerlo no sólo a nivel nacional, sino en cada escuela, empresa o barrio de todo el país.

En la mesa redonda hablaste de la importancia de que la ciudadanía sienta que su implicación es útil y contaste las propuestas concretas que tiene Òmnium hoy en día. ¿Qué estrategias os parecen importantes para activar a la ciudadanía y para crear redes entre las diferentes luchas por reforzar distintos aspectos de soberanía?

Luchamos por la independencia también porque nos parece la mejor herramienta para responder a las necesidades del país, y queremos contribuir a hacerlo posible. Para conseguir la independencia nos parece que hay dos líneas de trabajo indispensables: por un lado, que toda la ciudadanía nos activemos para ganar en todos los frentes donde nos jugamos la libertad, y por otro, que hagamos presión, que ejerzamos nuestros derechos, en esos frentes y de manera colectiva. Por ejemplo, ejercemos los derechos civiles y políticos que el Estado español vulnera, como la libertad de expresión o de reunión pacífica, trabajando con otras organizaciones en ámbitos tan diversos como la memoria histórica, contra la impunidad de la violencia policial o contra el espionaje digital.

Promovemos la lengua catalana, en todos los entornos y como elemento de cohesión, invitamos a la ciudadanía a ser activistas por la lengua con una guía y proyectos locales, y contestamos la intromisión de la justicia para alterar el marco legislativo de la inmersión lingüística. O llevamos a cabo proyectos de acción comunitaria para combatir la exclusión social y reforzar el tejido social frente a los discursos de odio, con el objetivo de generar oportunidades que superen las desigualdades y la exclusión social. Todo eso se traduce en proyectos que los grupos locales de Òmnium implementan en los distintos pueblos, barrios y ciudades, muchas veces con otras organizaciones locales.

En su labor de internacionalización, ¿dónde pone Òmnium Cultural sus fuerzas? ¿dónde pueden estar los mayores apoyos de los pueblos que estamos a favor de la autodeterminación?

Las dos líneas estratégicas en las que se basa el plan de trabajo de Internacional son la incidencia política internacional y la generación de redes y complicidades, especialmente en el ámbito europeo. Òmnium Cultural es un actor de diplomacia pública que contribuye a dar a conocer a nivel internacional tanto el conflicto político catalán como las vulneraciones de derechos civiles, políticos, culturales y lingüísticos. De ese trabajo, sumado al de otras organizaciones y actores que defienden el derecho a la autodeterminación de Catalunya, se derivan muchos de los posicionamientos internacionales críticos con España y también otros a favor del derecho a decidir. Pero no se trata sólo de explicar nuestro caso, sinó de contribuir a debates que nos atañen a todos, como la cohesión social, el papel de la cultura o la promoción de los derechos humanos, aportando buenas prácticas y aprendiendo de otras organizaciones. También por eso nos implicamos en redes internacionales como el European Civic Forum o la European Language Equality Network.

En política ya sabemos que los movimientos se producen según los intereses de los actores presentes en el tablero de juego, por lo tanto, ser un actor y mantenerse como tal a lo largo de un cierto periodo de tiempo es imprescindible

¿En qué aspectos ves factible o interesante la cooperación entre los pueblos?

Compartimos no sólo un mismo objetivo, sino también la oposición de un mismo actor, el estado español, y el mismo marco institucional y jurídico europeo. Por lo tanto, no sólo es inevitable, sino también recomendable, que existan lazos de solidaridad y cooperación entre vascos y catalanes. Además, Gure Esku y Òmnium Cultural compartimos que somos actores de la sociedad civil y en ese sentido es conveniente que sigamos intercambiando ideas y nos demos apoyo en nuestros proyectos, para movilizar y reivindicar nuestro derecho a decidir. Además, un aspecto en que debemos seguir cooperando, incluso a nivel internacional, es poner de relieve las carencias de la democracia española.

Quizá, haciendo un poco de política y ficción, ¿qué piensas que podría ocurrir en nuestro ámbito a nivel europeo en la próxima década?

En mi opinión no se trata de predecir el futuro, cosa que me parece más una ficción que otra cosa, pero sí que me parece útil explorar qué escenarios se podrían dar, en base a las oportunidades y los retos actuales e incluso futuros. Con un objetivo: detectar cómo debemos actuar en el presente para contribuir a crear el futuro que anhelamos.

En política ya sabemos que los movimientos se producen según los intereses de los actores presentes en el tablero de juego, por lo tanto, ser un actor y mantenerse como tal a lo largo de un cierto periodo de tiempo es imprescindible (y nada fácil). Además, no sólo se trata de intereses y actores, sino del contexto de cada momento. Y el contexto actual europeo está marcado por el cambio climático, la invasión de Rusia en Ucrania y las desigualdades económicas, así como el auge de la extrema derecha, cuatro aspectos que suponen retos que hay que abordar de manera coordinada y pluridisciplinar. Por lo tanto, no se trata de un contexto fácil para los actores que queremos alterar las fronteras. Aun así, crear las condiciones para que eso sea posible en un futuro próximo es imprescindible, y establecer cómo se deben resolver los conflictos territoriales de soberanía en Europa me parece que sería una contribución relevante para la democracia y la paz y una aportación sólida para el futuro concreto que deseamos construir.

En la Unión Europea ya sabemos que existe un rechazo inicial a la alteración de las fronteras, pero también hemos visto que la UE es muy pragmática y podría llegar a aceptar que nazcan nuevos estados, especialmente si el proceso ha sido democrático. Debemos seguir remando hacia ese escenario.

Imagenes: newframe.com

TM eLab Olaso Dorrea Fundazioaren ekimen bat da, zeinek bere ondarea euskal herrigintzaren mesedetan jartzen duen, euskal soberanismoari bultzada berri bat eman asmoz.

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