Tras haber aunado fuerzas en el Arenal de Bilbao, estamos dispuestas a retomar las calles y a dar nuevos pasos hacia la soberanía. He aquí el discurso que ha hecho Josu Etxaburu en la movilización:
El funambulista que vuela sobre un cable no teme que este se vaya a aflojar, no teme que sople el viento y se vaya a balancear. Y es que, la confianza del funambulista no reside en el cable; la confianza del funambulista está en sí mismo. Sabe a dónde quiere llegar y sabe que la clave es mirar hacia adelante y recorrer el camino paso a paso.
Y nosotras, ¿hacia dónde vamos? Sabemos, al menos, que no queremos seguir donde estamos. No queremos que nuestra vida este en manos ajenas; ¡queremos ser dueñas de nuestras vidas!
La soberanía puede llegar a ser una cuestión vital. Es una cuestión vital cuando a nuestras instituciones les faltan herramientas para cuidar de las personas y no tienen capacidad para tomar las medidas sanitarias necesarias. Es una cuestión vital cuando los Estados aceptan que un puñado de empresas no liberen las patentes de las vacunas y dejan a millones de personas en todo el mundo a la espera de la suya.
La crisis sanitaria nos ha mostrado que necesitamos poder de decisión incluso para responder a las cuestiones más urgentes, pero no podemos poner la mirada sólo en lo más inmediato. Es hora de empezar a levantar la mirada, porque las urgencias coyunturales tienen mucho que ver con los retos de futuro.
No podremos vivir en euskera si no tenemos capacidad para decidir la política lingüística sin límites. No podremos garantizar empleos y pensiones dignas si no tenemos competencias para ello. No seremos un pueblo de acogida si no nos plantamos ante la política que deja que la gente se ahogue tanto en el Mediterráneo como en el Bidasoa.
Disponemos de un marco competencial insuficiente para llevar a cabo los retos de país a los que nos enfrentamos. En la Comunidad Autónoma Vasca, tenemos un estatuto que, lejos de haberse desarrollado en su totalidad, hace tiempo que está agotado, y en Nafarroa, un Amejoramiento Foral que ni siquiera fue refrendado por la ciudadanía. Tenemos derecho a desarrollar una soberanía plena, que nos permita decidir sobre todas las cuestiones que afectan a nuestras vidas y a nuestra comunidad. Es la única vía para avanzar como país: decidir aquí, y decidir entre todas.
Desde Europa llega una nueva ola democrática, y sabemos lo que le pasa a quien se queda esperando para tratar de coger una ola: la ola termina pasandole por encima. Si queremos estar preparadas para cogerla, debemos empezar a nadar desde hoy. Tenemos que decidir qué lugar queremos tomar en el mapa de los pueblos en vías de decisión: ¿vamos a quedarnos a la espera de lo que otros puedan conseguir o formaremos con ellos una alianza por la soberanía plena? Ya tenemos sintonía y solo nos falta sincronizarnos. Pero la sincronía también llegará: en el verano de 2022, haremos la primera movilización organizada conjuntamente entre catalanas y vascas. Lo presentaremos el próximo sábado, así que estad atentos.
Es hora de levantarse y actuar conjuntamente. La única solución democrática a los conflictos territoriales es que la gente se exprese y que se respete su voluntad. Trabajaremos para conseguir un acuerdo para poder decidir en referéndum, pero no aceptaremos vetos hacia la voluntad mayoritaria de la ciudadanía.
Nuestro proceso necesita el impulso de una amplia mayoría. Como ha explicado Ane con la metáfora del castell, para construír un castillo humano, se necesita una amplia base que esté dispuesta a sostenerlo. Cuanto más sólida sea la base, más fácil se mantendrá el equilibrio y más alto podrá llegar el grupo. La base es la garantía del éxito, y nosotras estamos tejiendo una base lo más amplia y sólida posible.
Estamos tejiendo redes de pueblo en pueblo y de barrio en barrio, tal y como hicimos en las consultas ciudadanas: tejer, acordar y decidir. Ahora recogemos firmas y compromisos hacia el proceso soberanista, y hemos convertido esta pulsera en un símbolo de nuestro compromiso.
Queremos decidir vía referéndum y vamos a conseguirlo. Y en este proceso, dado que el papel de las instituciones es regular y dar cauce a la voluntad de la ciudadanía, interpelaremos a las instituciones vascas para que regulen el proceso de decidir. Les daremos el impulso social necesario para que asuman, regulen y desarrollen toda la capacidad para celebrar referendos.
Los representantes políticos tienen una oportunidad histórica de coger la ola democrática, especialmente, en la CAV. Parece que retomarán el debate sobre el nuevo estatus político en otoño. Nos alegramos. ¡Ya era hora!.. es una cuestión que no se puede demorar más, y que merece la mayor ambición política.
Sobre esta cuestión, también queremos hacer autocrítica. Tras la última cadena humana, los dos principales partidos del Parlamento Vasco acordaron dar cauce al derecho a decidir. Fue un gran logro para las miles y miles de personas que nos movilizamos un mes antes, y quisimos dar un voto de confianza a los partidos. Han pasado muchos meses sin que se haya producido ningún avance, y como es más urgente que nunca, decimos más decididas que nunca que no volveremos a aceptar más impasses y bloqueos. El tema del estatus político debe ser prioritario en la agenda política.
Nos ha parecido oír que se buscará el mayor consenso posible. 7 de cada 10 ciudadanas queremos decidir nuestro futuro: ¿acaso existe un consenso más amplio que ese? No lo creemos, y nuestra linea roja será esa: el nuevo estatus político debe tener el derecho a decidir como eje. No aceptaremos menos que eso. Estas pulseras serán nuestra línea roja. ¡Ni un paso atrás en el derecho a decidir! ¡Ni un paso atrás!
Nosotras seguiremos avanzando. Para que la ola no nos atrape debajo, nosotras mismas seremos la ola. Hasta fin de año, seguiremos recogiendo compromisos a través de las firmas, y asimismo, promoveremos un debate de país para acordar cuáles deben ser los próximos pasos en el proceso soberanista. La pregunta ya no es si vamos a decidir nuestro futuro o no; la pregunta es cuándo y cómo lo vamos a hacer.
El funambulista que vuela sobre un cable no teme que este se vaya a aflojar, no teme que sople el viento y se vaya a balancear. No tenemos miedo a las dificultades ni a los obstáculos. Nuestra confianza está en nosotros y nosotras mismas. Sabemos a dónde queremos llegar y sabemos que la clave es mirar hacia adelante y recorrer el camino paso a paso, hasta que de pronto, agitemos las alas y empecemos a volar.
Gure esku dago! Hamaika Gara erreferendumaren alde! Batu ditzagun indarrak!