Normativa europea para las garantías de la libre determinación de los pueblos

Korrika ha recorrido infinidad de montes, pueblos y calles reivindicando a los cuatro vientos el derecho de la ciudadanía vasca a vivir en euskera y hemos tenido la ocasión de ver nuestros símbolos en los parajes más espectaculares que ofrecía su recorrido. Gracias al trabajo de las personas que componen Gure Esku, y gracias a la colaboración y complicidad de ciudadanía y agentes, a través de nuestros símbolos, hemos mostrado y difundido con orgullo que Euskal Herria quiere decidir.

Pero ¿cómo puede decidir un pueblo en un entorno europeo? Como bien sabemos en Euskal Herria y hemos podido constatar en el proceso soberanista de Catalunya, los estados no están por la labor de reconocer el derecho a decidir y prefieren sumir el propio estado en una profunda crisis, sometiendo a la ciudadanía a un elevado grado de persecución con el objetivo de impedir que podamos decidir el futuro de nuestro pueblo mediante el ejercicio del voto. Por lo tanto, ¿de qué manera podemos decidir como pueblo nuestro futuro democráticamente?

Los estados no están por la labor de reconocer el derecho a decidir y prefieren sumir el propio estado en una profunda crisis, sometiendo a la ciudadanía a un elevado grado de persecución con el objetivo de impedir que podamos decidir el futuro de nuestro pueblo mediante el ejercicio del voto

Se acaban de cumplir diez años desde que Gure Esku se subió al tren que circula en Europa a favor del derecho a decidir. En todos estos años hemos aprendido a recoger la voluntad de la ciudadanía y a expresar y mostrar con gran determinación que queremos decidir como pueblo libre, así como a incidir en la necesidad de una hoja de ruta para ello. Pero eso no será suficiente. También ha quedado claro. A la vez que es necesaria la maquinaria que requiere poner el tren en marcha y operar, el proceso soberanista precisa de una serie de herramientas jurídicas, estrategias, debates, discursos, labores diplomáticas…que debemos mantener bien engrasadas para que las maquinistas competentes puedan llegar a la última estación. En definitiva, necesitamos alcanzar la capacidad para poder decidir, tanto a nivel material, es decir, que la soberanía sea lo más amplia posible para tomar decisiones en nuestro país, como formal, es decir, que se ponga en marcha un proceso democrático de decisión, con una hoja de ruta con las estaciones correspondientes perfectamente definidas y con las sinergias más sólidas posibles con los pueblos que también quieren decidir internacionalmente.

Pues bien, tenemos una nueva herramienta en la sala máquina de la soberanía que hasta ahora no teníamos. De momento, se trata de un instrumento experimental, un prototipo de lo que puede ser, pero también de gran valor, por la forma en que se ha construido, ya que han participado numerosas personas expertas a nivel internacional en el proceso de definición de sus contenidos y se ha elaborado y presentado por encargo de varias agrupaciones políticas del Parlamento Europeo, en el propio Parlamento Europeo de la mano del Caucus de Autodeterminación (diferentes agrupaciones del Parlamento Europeo forman un grupo para tratar el tema de la autodeterminación de manera conjunta) ¿Cuál es esa herramienta? Una norma europea que estableciera garantías democráticas para todas las partes, para que los pueblos que quieran hacer ejercicio de soberanía a nivel europeo decidan libre y democráticamente.

¿Y qué dice esa propuesta de norma europea? Esta propuesta legislativa europea parte de la necesidad de prestar atención a las cuestiones soberanistas desde el punto de vista del derecho de la Unión Europea, como técnicamente se denomina, por su dimensión europea. ¿Y por qué? Pues porque afecta plenamente a los derechos y libertades fundamentales que la Unión Europea nos reconoce las personas ciudadanas (derechos de expresión y opinión, derecho de participación, compromiso institucional de encauzar democrática y sin persecución las cuestiones políticas…) y porque los Estados miembros tienen dificultades para garantizar adecuadamente todos estos derechos y libertades, entre otras cosas porque forman parte del litigio. Por tanto, la normativa europea a nivel de la Unión deberá ser la que establezca unas garantías mínimas. Por un lado, para garantizar a las personas ciudadanas de los pueblos europeos que quieran iniciar un proceso soberanista que sus derechos no sean vulnerados y, por otro, para asegurar que se alcanza el nivel de legitimidad exigido en este tipo de procesos. Así las cosas, el establecimiento de una serie de condiciones democráticas para llevar a cabo procesos y ejercicios soberanistas ayudará a la Unión Europea a seguir profundizando en la democracia.

Tenemos una nueva herramienta en la sala máquina de la soberanía que hasta ahora no teníamos. […] ¿Cuál es esa herramienta? Una norma europea que puede establecer garantías democráticas para todas las partes, para que los pueblos que quieran hacer ejercicio de soberanía a nivel europeo decidan libre y democráticamente.

La iniciativa ha recorrido un largo camino y ha sido necesaria la complicidad entre diferentes agentes y personas expertas para poder redactar una propuesta de norma de este tipo. Ha sido muy bien acogida por las personas expertas y esta propuesta de norma de garantías europea, que técnicamente tendría carácter de reglamento europeo, parte de dos principios:

a) Principio primero: el derecho europeo reconoce a las personas ciudadanas una serie de derechos fundamentales, y si el proceso de decisión se da ejerciendo esos derechos, entonces será compatible con el derecho de la Unión Europea (Tratado de la Unión Europea 2. Art).

b) Segundo principio: el establecimiento de un conjunto de garantías que faciliten los procesos de decisión europeos no es contrario a la identidad nacional de los Estados miembros. Pero ¿qué significa eso? Los Tratados de la Unión Europea establecen que el derecho europeo debe garantizar a los Estados miembros su identidad nacional (IEB 4. Art). Hasta ahora, esta identidad nacional se consideraba un límite para el reconocimiento de este tipo de procesos; pues bien, la propuesta de norma de garantía establece que la concertación de las condiciones para el ejercicio del derecho a decidir es consecuencia de la naturaleza democrática de los Estados miembros, mientras que la no concertación de las condiciones no se corresponde con esa condición de Estado. Hay que tener en cuenta que desde la sentencia de la Justicia Internacional sobre la secesión unilateral de Kosovo (2010), la integridad territorial de los Estados no es una razón legítima para que un Estado miembro no canalice legalmente las reivindicaciones de soberanía si el proceso se lleva a cabo de acuerdo con los valores fundamentales europeos. Esto es así, en particular, porque el propio Estado, es decir, su identidad nacional, reconoce un «demos» diferenciado a los territorios que quieren decidir sobre su autonomía política.

De acuerdo con la propuesta, una de las principales conclusiones derivadas de los principios y valores comunes europeos es que estos procesos de decisión del estatus político deben tener un procedimiento reglado y consensuado en el que se materialicen todos esos principios y valores fundamentales, como corresponde a cada caso concreto, en la ley de claridad subestato-comunitaria acordada. La otra conclusión es que la Unión debe establecer un marco común de garantías para preservar adecuadamente los bienes jurídicos que están en juego. Así, la propuesta normativa europea tiene por objeto determinar el estándar normativo europeo que debe cumplirse en todas las fases del proceso de decisión y configurar un sistema de garantías europeo para su ejecución. Asegurando el cumplimiento efectivo de este estándar normativo, las instituciones europeas dispondrían del instrumento adecuado para reconocer la legitimidad del resultado del proceso soberanista y encauzarlo como corresponde.

Esta propuesta de reglamento europeo deberá ser abordada por nuestros representantes políticos en las elecciones europeas del 9 de junio de 2024 y en la legislatura posterior, y para impulsar estas iniciativas será de gran importancia que también en los pueblos que queramos decidir se expongan dinámicas ciudadanas sólidas. Gure Esku dejó constancia en la reflexión de Itsasargia de que también se va a jugar parte de la partida a nivel internacional y tendremos que trabajar para mostrar a Europa cómo es la Euskal Herria que quiere decidir y qué tipo de relaciones y complicidades hemos forjado entre los pueblos que queremos decidir. Hagámoslo posible.

Imágenes: Berria, DAVID ILIFF. License: CC BY-SA 3.0

Zelai Nikolas

Miembro de la junta directiva de Gure Esku y una de las autoras de la propuesta de ley

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